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Once upon a dream ~ Salem
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Once upon a dream ~ Salem
¡Al fin en casa! Nixie se sentía aliviada de que por fin había vuelto a su hogar luego de un año complicado en Hogwarts. Salem fue por ella a la estación y le llevó un ramo de flores, detalle que hizo llorar a la joven de alegría. Por petición de ella, no había traído a Eva consigo, aunque la pequeña había hecho un berrinche épico para acompañar a su padre pero él se había mantenido firme, sobre todo por el temor de la ex slytherin de que fuera a pasar algo en la estación. Por fortuna, nada había pasado nada malo así que la pareja había llegado a casa sin mayores problemas.
Eva por su parte, se había mostrado un poquito pucherosa pero en cuanto vio a su mami, no la dejó y los siguientes días, la pequeña no se separó de su lado bajo ningún concepto. Por lo que Nixie no había tenido ni un momento de intimidad con Salem. Incluso la pequeña había dormido en cama con los dos. A Nixie no le molestaba en realidad, adoraba tener a su hija con ella la mayor parte del tiempo, pero de vez en cuando podía detectar cierta frustración de Salem. Se disculpó con la mirada aunque él también entendía así que no decía nada. Incluso comenzaba a llegar más temprano de lo usual. Aquella tarde, se la había pasado jugando con Eva en su habitación aunque debido a toda la actividad que la pequeña había hecho durante la semana, comenzaba a resentirlo.
Estaba bostezando a eso de las seis de la tarde. No fue hasta las siete que ya no podía mantener los ojos abiertos, cosa que provocó ternura en Nixie. —Ven princesa, es hora de dormir—le indicó pese a que la niña refunfuño, alegando que no tenía sueño. —Estás muy cansada Eva, hoy vas a dormir temprano, mañana prometo que seguiremos jugando, ¿te parece?—negoció ella y al final la pequeña se rindió. Nixie rió suavemente mientras le cambiaba su ropita por el pijama de calaveritas que tanto le gustaba. Le dio un beso en la frente con suma dulzura.
—Descansa mi ángel, dulces sueños—acarició su frente. — I know you, I walked with you once upon a dream, I know you that gleam in your eyes seems so familiar to me and I know its true that visions are seldom what they seem but if I know you, I know what you'll do you'll love me at once the way you did once upon a dream—le cantó para arrullarla hasa que se quedó dormida. Era adorable. Sin embargo, detrás de ella sintió una presencia y tras el susto inicial, supo quién era. —No tienes que esconderte, mi cielo—llamó a Salem con una sonrisa.
Eva por su parte, se había mostrado un poquito pucherosa pero en cuanto vio a su mami, no la dejó y los siguientes días, la pequeña no se separó de su lado bajo ningún concepto. Por lo que Nixie no había tenido ni un momento de intimidad con Salem. Incluso la pequeña había dormido en cama con los dos. A Nixie no le molestaba en realidad, adoraba tener a su hija con ella la mayor parte del tiempo, pero de vez en cuando podía detectar cierta frustración de Salem. Se disculpó con la mirada aunque él también entendía así que no decía nada. Incluso comenzaba a llegar más temprano de lo usual. Aquella tarde, se la había pasado jugando con Eva en su habitación aunque debido a toda la actividad que la pequeña había hecho durante la semana, comenzaba a resentirlo.
Estaba bostezando a eso de las seis de la tarde. No fue hasta las siete que ya no podía mantener los ojos abiertos, cosa que provocó ternura en Nixie. —Ven princesa, es hora de dormir—le indicó pese a que la niña refunfuño, alegando que no tenía sueño. —Estás muy cansada Eva, hoy vas a dormir temprano, mañana prometo que seguiremos jugando, ¿te parece?—negoció ella y al final la pequeña se rindió. Nixie rió suavemente mientras le cambiaba su ropita por el pijama de calaveritas que tanto le gustaba. Le dio un beso en la frente con suma dulzura.
—Descansa mi ángel, dulces sueños—acarició su frente. — I know you, I walked with you once upon a dream, I know you that gleam in your eyes seems so familiar to me and I know its true that visions are seldom what they seem but if I know you, I know what you'll do you'll love me at once the way you did once upon a dream—le cantó para arrullarla hasa que se quedó dormida. Era adorable. Sin embargo, detrás de ella sintió una presencia y tras el susto inicial, supo quién era. —No tienes que esconderte, mi cielo—llamó a Salem con una sonrisa.
Re: Once upon a dream ~ Salem
El día que por fin terminó el colegio y Nixie volvió a casa, Salem no pudo hacer otra cosa que pasar todo el día pensando en ella. Papeles tras papeles se quedaron en el olvido, apilándose en una esquina de su escritorio, mientras él soñaba despierto con la infinidad de cosas que ahora podía hacer con ella a su lado. Cual niño pequeño al que le dan la libertad de planear las vacaciones, Salem solo pensaba en que la llevaría aquí y allá y que le mostraría una cosa tras otras que antes no había tenido la oportunidad, como ese lugar de macaroon que tanto le gustaban a Eva.
¡Oh, su hija! Eva también estaba emocionada de que su madre fuese a estar de vuelta en casa y esta vez sin el pendiente de que tendría que volver al colegio pronto. No obstante, por cuestiones de seguridad, tanto él como su esposa decidieron que era mejor que se quedara en casa con Narella, quien finalmente se había mudado a vivir permanente con ellos para cuidar de la pequeñita. Afortunadamente no hubo problemas cuando recogió a Nixie. Su joven esposa bajó del tren, él la recibió con flores y tras unos cuantos besos se fueron a su hogar.
El resto de aquel día pasó tranquilo y lleno de alegría para todos, desde Eva que no se despegaba de su mami, hasta las mascotas que se alegraban de ver a la señora de la casa. Las cosas estaban bien. El ambiente en casa era agradable. Salem salía a trabajar con la tranquilidad de que sus dos más grandes amores estaban bien cuidadas y atendidas, y volvía a casa para ser recibido cual rey. No obstante, con forme los primeros días comenzaron a pasar, comenzó a sentir un poco de frustración por la falta de intimidad. Eva dormía con ellos todas las noches y aunque por momentos Narella intentaba alejar a la chiquita para darles algo de privacidad, su hija era demasiado astuta y volvía porque quería jugar con ellos y no los dejaba a solas por demasiado tiempo.
La verdad, no era que le disgustara la compañía de su hija. Muy por el contrario, se alegraba de que Eva se sintiera feliz y no tan solita como antes. No obstante, él también tenía sus propias necesidades y algo que necesitaba urgentemente era tener a Nixie un momento solo para él. Aun así… ¿cómo privar a Evita de pasar tiempo con su madre? No podía. No se atrevía. Menos aun cuando la veía tan feliz.
Afortunadamente para sus intereses, Eva no aguantó el ritmo por más tiempo y una tarde que llegó del trabajo la encontró ya dormitando mientras Nixie le cantaba una canción. Se acercó sigilosamente sin decir palabra alguna y la atrapó por atrás, rodeando su cintura para abrazarla. —No me escondo… pero no la quiero despertar —respondió, estrujando ligeramente el cuerpo de su esposa entre sus brazos, pegándola más contra él.
Aún era algo temprano, posiblemente nadie en la casa había cenado pues siempre esperaban a por él. Sin embargo, Eva ya estaba dormida y Salem no quería desaprovechar ese pequeño momento en el que tenía a Nixie solo para él. —Ahora eres solo mía —susurró divertido y de forma algo posesiva, sacando a su esposa de aquella habitación y cerrando la puerta para que nadie irrumpiera le sueño de su pequeña.
¡Oh, su hija! Eva también estaba emocionada de que su madre fuese a estar de vuelta en casa y esta vez sin el pendiente de que tendría que volver al colegio pronto. No obstante, por cuestiones de seguridad, tanto él como su esposa decidieron que era mejor que se quedara en casa con Narella, quien finalmente se había mudado a vivir permanente con ellos para cuidar de la pequeñita. Afortunadamente no hubo problemas cuando recogió a Nixie. Su joven esposa bajó del tren, él la recibió con flores y tras unos cuantos besos se fueron a su hogar.
El resto de aquel día pasó tranquilo y lleno de alegría para todos, desde Eva que no se despegaba de su mami, hasta las mascotas que se alegraban de ver a la señora de la casa. Las cosas estaban bien. El ambiente en casa era agradable. Salem salía a trabajar con la tranquilidad de que sus dos más grandes amores estaban bien cuidadas y atendidas, y volvía a casa para ser recibido cual rey. No obstante, con forme los primeros días comenzaron a pasar, comenzó a sentir un poco de frustración por la falta de intimidad. Eva dormía con ellos todas las noches y aunque por momentos Narella intentaba alejar a la chiquita para darles algo de privacidad, su hija era demasiado astuta y volvía porque quería jugar con ellos y no los dejaba a solas por demasiado tiempo.
La verdad, no era que le disgustara la compañía de su hija. Muy por el contrario, se alegraba de que Eva se sintiera feliz y no tan solita como antes. No obstante, él también tenía sus propias necesidades y algo que necesitaba urgentemente era tener a Nixie un momento solo para él. Aun así… ¿cómo privar a Evita de pasar tiempo con su madre? No podía. No se atrevía. Menos aun cuando la veía tan feliz.
Afortunadamente para sus intereses, Eva no aguantó el ritmo por más tiempo y una tarde que llegó del trabajo la encontró ya dormitando mientras Nixie le cantaba una canción. Se acercó sigilosamente sin decir palabra alguna y la atrapó por atrás, rodeando su cintura para abrazarla. —No me escondo… pero no la quiero despertar —respondió, estrujando ligeramente el cuerpo de su esposa entre sus brazos, pegándola más contra él.
Aún era algo temprano, posiblemente nadie en la casa había cenado pues siempre esperaban a por él. Sin embargo, Eva ya estaba dormida y Salem no quería desaprovechar ese pequeño momento en el que tenía a Nixie solo para él. —Ahora eres solo mía —susurró divertido y de forma algo posesiva, sacando a su esposa de aquella habitación y cerrando la puerta para que nadie irrumpiera le sueño de su pequeña.
Re: Once upon a dream ~ Salem
Ver a su pequeña descansando pacíficamente era como ver a un pequeño ángel dormir. Nunca se cansaría de decir que Eva era la niña más hermosa que hubiera visto alguna vez en su vida. Su cabello negro le llegaba por debajo de los hombros. Su piel clara era suave y tierna. Sus ojos eran azules claro. Tenía una vocecita angelical, una mirada llena de dulzura. La adoraba. Ella era la luz de sus ojos, el rayito de sol de las mañanas. Era una niña bastante activa, curiosa, altruista. Le encantaba ayudar a los animalitos que encontraba heridos en el jardín. No importaba si se trataba de un ave con el ala rota o un conejo con una herida en la pierna, Eva se encargaba de llevarlo a casa y cuidarlo.
Así habían criado a esa pequeña niña de tan solo tres años. Tenía toda una vida por delante y tanto Salem como Nixie se encargarían de ofrecerle un mundo seguro pese al mal estado de la sociedad mágica. Quería que cuando su hija asistiera a Hogwarts, por fin tuvieran un poco de paz, sin salas comunes inundadas, ataques en Hogsmeade o muertes en el gran comedor. Quería que tuviera algo de tranquilidad, que pudiera estudiar sin mayores preocupaciones que TIMOS o EXTASIS. La siguió contemplando unos instantes más hasta que su esposo habló.
—No creo que despierte hasta mañana—respondió Nixie. —Comió hace rato, así que debe ser que con la comida y el juego, le ganó el cansancio y vuelve a dormir como una princesita—contó a él mientras pasaba una mano por su cabello, retirándole un par de mechones del rostro. El conejo que le había regalado una de las conocidas de Salem, dormitaba a los pies de la cama. No podía lucir más hermosa, Nixie se sentía orgullosa de ella. El abrazo de Salem le reconfortó demasiado, por lo que termino recargándose en su pecho.
Rió ligeramente. —Siempre he sido tuya—protestó la castaña cuando él la sacó de la habitación, abrazándola en un claro movimiento posesivo. A ella no le molestaba, por muy extraño que pareciera, le gustaba que se comportara de aquella forma. Incluso cuando se mostraba celoso y un tanto controlador, resaltaba todo su atractivo. Tras salir de su habitación, avanzaron unos pasos. —¿Acaso no vas a cenar algo? Debes venir muerto de hambre—murmuró ella, al tiempo que se apartaba de él y tiraba de su mano. —¿Cómo te fue en el trabajo? ¿Quieres cenar en el comedor o en la habitación?—preguntó al tiempo que le sugería dos opciones. Lo cierto era que ella también tenía hambre ya que no había querido comer hasta que Salem llegara del trabajo.
Así habían criado a esa pequeña niña de tan solo tres años. Tenía toda una vida por delante y tanto Salem como Nixie se encargarían de ofrecerle un mundo seguro pese al mal estado de la sociedad mágica. Quería que cuando su hija asistiera a Hogwarts, por fin tuvieran un poco de paz, sin salas comunes inundadas, ataques en Hogsmeade o muertes en el gran comedor. Quería que tuviera algo de tranquilidad, que pudiera estudiar sin mayores preocupaciones que TIMOS o EXTASIS. La siguió contemplando unos instantes más hasta que su esposo habló.
—No creo que despierte hasta mañana—respondió Nixie. —Comió hace rato, así que debe ser que con la comida y el juego, le ganó el cansancio y vuelve a dormir como una princesita—contó a él mientras pasaba una mano por su cabello, retirándole un par de mechones del rostro. El conejo que le había regalado una de las conocidas de Salem, dormitaba a los pies de la cama. No podía lucir más hermosa, Nixie se sentía orgullosa de ella. El abrazo de Salem le reconfortó demasiado, por lo que termino recargándose en su pecho.
Rió ligeramente. —Siempre he sido tuya—protestó la castaña cuando él la sacó de la habitación, abrazándola en un claro movimiento posesivo. A ella no le molestaba, por muy extraño que pareciera, le gustaba que se comportara de aquella forma. Incluso cuando se mostraba celoso y un tanto controlador, resaltaba todo su atractivo. Tras salir de su habitación, avanzaron unos pasos. —¿Acaso no vas a cenar algo? Debes venir muerto de hambre—murmuró ella, al tiempo que se apartaba de él y tiraba de su mano. —¿Cómo te fue en el trabajo? ¿Quieres cenar en el comedor o en la habitación?—preguntó al tiempo que le sugería dos opciones. Lo cierto era que ella también tenía hambre ya que no había querido comer hasta que Salem llegara del trabajo.
Re: Once upon a dream ~ Salem
Salem no iba a negar que aquella escena lo había enternecido. Su pequeñita durmiendo era un cuadro perfecto de esos angelitos que pintaban en la edad renacentista, con toda la belleza que el mundo tenía para ofrecer y ser plasmado en un lienzo. Aun así, aunque le hubiese gustado quedarse contemplando aquella linda escena, en la que también eran participes los animalitos, mascotas de Eva, prefirió salir de ahí con Nixie en brazos.
Tras cerrar la puerta, se dignó a hablar en su tono normal, sin temor a despertar a su hija. —Ya le hacía falta descansar un poco —comentó con una pequeña risita—. Desde que volviste apenas y nos ha dejado respirar con eso de que quiere estar contigo a toda hora —añadió, quizá con más tono de queja del que le hubiera gustado, pues en el fondo no podía culpar a su hija por querer pasar tiempo con su madre, menos después de todo el tiempo que habían estado separadas por culpa de la escuela. Sin embargo, él también había resentido todo aquel tiempo y quería estar con Nixie un poco más.
—Siempre serás mía —corroboró son seriedad y esa mirada fija que no dejaba espacio a la duda. Salem podía ser muy cariñoso y afectivo, pero nadie pondría en duda que también se trataba de un hombre meticuloso y serio, con la misma podía estar sonriendo un instante, para momentos después sentenciar a muerte a alguien sin titubear ni sentir culpa. Así mismo, cuando decía que Nixie era suya, lo decía con seriedad porque no debía de caber la menor duda de que no solo no la dejaría irse nunca de su lado, sino de que sería capaz de matar con sus propias manos a quien intentase alejarla o quitársela.
Frunció el ceño y arrugó la nariz cuando su esposa se le escapó de los brazos, especialmente después de aquella declaración, pero se dejó tomar de la mano y guiar por el pasillo sin mayor resistencia. —¿Te puedo comer a ti? —propuso juguetonamente, cambiando nuevamente su semblante a uno más jovial y relajado—. ¿Ya comiste tú? —respondió con una pregunta, pues en base a eso tomaría su decisión. Él podía aguantarse el hambre, incluso no comer por una noche para saciar sus otros deseos. No obstante, a su esposa le hacía mal no alimentarse bien por su delicada salud—. Comamos en la habitación, y así platicamos, mientras estamos solos los dos —declaró finalmente, guiándola ahora él hacia la otra dirección para entrar a sus aposentos matrimoniales.
Tras cerrar la puerta, se dignó a hablar en su tono normal, sin temor a despertar a su hija. —Ya le hacía falta descansar un poco —comentó con una pequeña risita—. Desde que volviste apenas y nos ha dejado respirar con eso de que quiere estar contigo a toda hora —añadió, quizá con más tono de queja del que le hubiera gustado, pues en el fondo no podía culpar a su hija por querer pasar tiempo con su madre, menos después de todo el tiempo que habían estado separadas por culpa de la escuela. Sin embargo, él también había resentido todo aquel tiempo y quería estar con Nixie un poco más.
—Siempre serás mía —corroboró son seriedad y esa mirada fija que no dejaba espacio a la duda. Salem podía ser muy cariñoso y afectivo, pero nadie pondría en duda que también se trataba de un hombre meticuloso y serio, con la misma podía estar sonriendo un instante, para momentos después sentenciar a muerte a alguien sin titubear ni sentir culpa. Así mismo, cuando decía que Nixie era suya, lo decía con seriedad porque no debía de caber la menor duda de que no solo no la dejaría irse nunca de su lado, sino de que sería capaz de matar con sus propias manos a quien intentase alejarla o quitársela.
Frunció el ceño y arrugó la nariz cuando su esposa se le escapó de los brazos, especialmente después de aquella declaración, pero se dejó tomar de la mano y guiar por el pasillo sin mayor resistencia. —¿Te puedo comer a ti? —propuso juguetonamente, cambiando nuevamente su semblante a uno más jovial y relajado—. ¿Ya comiste tú? —respondió con una pregunta, pues en base a eso tomaría su decisión. Él podía aguantarse el hambre, incluso no comer por una noche para saciar sus otros deseos. No obstante, a su esposa le hacía mal no alimentarse bien por su delicada salud—. Comamos en la habitación, y así platicamos, mientras estamos solos los dos —declaró finalmente, guiándola ahora él hacia la otra dirección para entrar a sus aposentos matrimoniales.
Re: Once upon a dream ~ Salem
Una risa musical surgió de los labios de Nixie al escuchar a su esposo, dándole la razón pues desde que había llegado a casa anunciando a su pequeña hija que no volvería a Hogwarts pues sus estudios habían concluido, Eva se había dedicado día sí y noche también a estar con su madre. No se separaba de ella, siempre estaba colgada a ella como un koala bebé. Pocas veces, entre ellas el sueño y la comida era cuando Nixie era “libre” y aun así, la pequeña reclamaba atención.
—Me ha extrañado mucho—murmuró la castaña con tono aterciopelado—Aunque, ella no es la única, ¿verdad?—preguntó a su esposo quien también había sufrido las consecuencias de la distancia con ella. —Hoy tendremos un tiempo para nosotros—añadió en tono cómplice mientras le lanzaba una mirada significativa. Ella también los había extrañado. De Eva su dulzura, su entusiasmo, su curiosidad, su belleza. De Salem el tacto de sus labios, el aroma de su cuello, su cariño, su amor, su romanticismo. Ciertamente Nixie también había ansiado mucho volver a casa.
El tono posesivo de Salem no la tomó por sorpresa, pues conocía a su esposo de tiempo y también sabía lo mucho que la amaba. Él jamás permitiría que Nixie se fuera de su lado pero ella tampoco tenía motivos para alejarse. De hecho, no lograba imaginarse una vida sin él y en el fondo de su ser, agradecía que Salem insistiera en que siempre sería suya. Le garantizaba que no estaría sola ni ahora, ni nunca. Se estiró para besar el cuello de Salem, ya que al ser él más alto que ella, solo a esa altura llegaba. Quizás aquel gesto borrara el semblante serio en su rostro.
Soltó una risita. A pesar de los años, el tono carmesí acudió a sus mejillas. —¡Salem!—exclamó fingiendo estar escandalizada pero sonrió divertida por su pregunta. —Puedes, pero te advierto que estoy muy delgada para saciarte—lo molestó un poco. No es que Nixie tuviera problemas de alimentación, pero siempre había sido delgada. Aunque antes era más pálida y su madre solía decirle que era una huesuda sin gracia, con ayuda de Salem, había logrado llegar a su peso.
Negó suavemente con la cabeza. —Te estaba esperando para cenar, pero puedo aguantar sin comer—mintió a medias. Antes, Alexia podía dejarla días sin comer y quizás su cuerpo por un tiempo se había acostumbrado a ello. Pero ahora, con Salem a su lado, pidiéndole que comiera 5 veces al día por sus problemas de salud -con sus altibajos- pues no podía aguantarse más de un rato sin comida. —De acuerdo, le pediré a los elfos que suban la comida al dormitorio...—intentó decir, pero su esposo ya la llevaba hacia la habitación de los dos. —¿Entonces como te fue hoy?—quiso saber ella, con curiosidad.
—Me ha extrañado mucho—murmuró la castaña con tono aterciopelado—Aunque, ella no es la única, ¿verdad?—preguntó a su esposo quien también había sufrido las consecuencias de la distancia con ella. —Hoy tendremos un tiempo para nosotros—añadió en tono cómplice mientras le lanzaba una mirada significativa. Ella también los había extrañado. De Eva su dulzura, su entusiasmo, su curiosidad, su belleza. De Salem el tacto de sus labios, el aroma de su cuello, su cariño, su amor, su romanticismo. Ciertamente Nixie también había ansiado mucho volver a casa.
El tono posesivo de Salem no la tomó por sorpresa, pues conocía a su esposo de tiempo y también sabía lo mucho que la amaba. Él jamás permitiría que Nixie se fuera de su lado pero ella tampoco tenía motivos para alejarse. De hecho, no lograba imaginarse una vida sin él y en el fondo de su ser, agradecía que Salem insistiera en que siempre sería suya. Le garantizaba que no estaría sola ni ahora, ni nunca. Se estiró para besar el cuello de Salem, ya que al ser él más alto que ella, solo a esa altura llegaba. Quizás aquel gesto borrara el semblante serio en su rostro.
Soltó una risita. A pesar de los años, el tono carmesí acudió a sus mejillas. —¡Salem!—exclamó fingiendo estar escandalizada pero sonrió divertida por su pregunta. —Puedes, pero te advierto que estoy muy delgada para saciarte—lo molestó un poco. No es que Nixie tuviera problemas de alimentación, pero siempre había sido delgada. Aunque antes era más pálida y su madre solía decirle que era una huesuda sin gracia, con ayuda de Salem, había logrado llegar a su peso.
Negó suavemente con la cabeza. —Te estaba esperando para cenar, pero puedo aguantar sin comer—mintió a medias. Antes, Alexia podía dejarla días sin comer y quizás su cuerpo por un tiempo se había acostumbrado a ello. Pero ahora, con Salem a su lado, pidiéndole que comiera 5 veces al día por sus problemas de salud -con sus altibajos- pues no podía aguantarse más de un rato sin comida. —De acuerdo, le pediré a los elfos que suban la comida al dormitorio...—intentó decir, pero su esposo ya la llevaba hacia la habitación de los dos. —¿Entonces como te fue hoy?—quiso saber ella, con curiosidad.
Re: Once upon a dream ~ Salem
Tener a Nixie en casa sin fecha de partida, resultaba curioso, pues desde que la había conocido, la pequeña brujita había estado en Hogwarts. No es que le molestara, ni mucho menos. Muy por el contrario, había esperado con ansias que el día llegara. Los momentos más felices de su vida eran cuando Nixie estaba a su lado y ahora la tendría día y noche junto a él, todos los días de la semana, todas las semanas del mes, todos los meses del año… Aunque Nixie considerara trabajar, sabía que al llegar la noche la iba a tener en su cama, para compartir su calor.
—Espero que así sea —respondió ante la declaración de su esposa, regalándole la misma sonrisa cómplice que ella había empleado. La verdad era que cómo no obtuviera un poco de atención, se iba a comenzar a quejar. O quizá simplemente secuestraría a Nixie unas horas para tenerla solamente para él, aunque eso implicara que su pequeña Eva se enojara con ellos después.
Un ligero gruñido se ahogó en su garganta al sentir los tersos labios de su esposa en su cuello. Pese a que no muchos lo fueran a creer, Salem era algo sensible a las caricias. No por nada evitaba el contacto físico con desconocidos y siempre vestía pulcramente, cubierto de pies hasta el cuello, usando la mayor parte del tiempo guantes de cuero negro. No, no le gustaba tocar o ser tocado por desconocidos. Solo Nixie tenía acceso a toda su anatomía, y de ahí en fuera, solo Eva y personas muy cercanas podían invadir su espacio personal con abrazos.
—Dime —contestó enseguida, fingiendo inocencia y acariciando su mejilla sonrojada. Una risita se le escapó ante la respuesta—. Sabes que pequeña y delgada, me encantas y siempre me dejas satisfecho —le recordó y la abrazó con un poco más de fuerza de la necesaria, pegándola a su pecho. Nixie era tan delicada, tan frágil. Recordaba claramente cómo las primeras veces que habían llegado a intimar, él estaba genuinamente preocupado y tenía miedo de lastimarla.
Negó enseguida ante la propuesta. —Comamos —reiteró su petición, casi orden, para evitar cualquier posible problema. Él podía aguantar más sin satisfacer sus deseos. Nixie no podía, ni debía, pasar demasiado tiempo sin alimentarse correctamente—. Me parece bien, y no olvides tomarte tus medicinas —le recordó, entrado con ella a su habitación e iluminando el lugar enseguida con la tenue luz fría de las enormes arañas de cristal que colgaban del techo, con reflejos verdosos y azulados.
—Fue un día tranquilo —dijo, a la vez que se quitaba finalmente el saco del traje y luego la corbata, dispuesto a ponerse más cómodo al estar en la intimidad de su hogar—. No hubo más que un juicio y el resto fue papeleo y dos audiencias individuales con unos rufianes acusados de hacer replicas de obras de arte y estafar a unas tiendas —contó de manera jovial, sacándose los zapatos y comenzando a desabrocharse la camisa —. ¿Y tú? ¿Qué tal tu día, mi amor? ¿Cómo la pasaste con Eva? —preguntó algo curioso y burlón a la vez. Luego notó que de forma discreta y eficiente, los elfos ya estaban sirviendo la mesa cerca del balcón de la habitación, poniendo incluso velas que se apagarían en pocos minutos por la brisa nocturna.
—Espero que así sea —respondió ante la declaración de su esposa, regalándole la misma sonrisa cómplice que ella había empleado. La verdad era que cómo no obtuviera un poco de atención, se iba a comenzar a quejar. O quizá simplemente secuestraría a Nixie unas horas para tenerla solamente para él, aunque eso implicara que su pequeña Eva se enojara con ellos después.
Un ligero gruñido se ahogó en su garganta al sentir los tersos labios de su esposa en su cuello. Pese a que no muchos lo fueran a creer, Salem era algo sensible a las caricias. No por nada evitaba el contacto físico con desconocidos y siempre vestía pulcramente, cubierto de pies hasta el cuello, usando la mayor parte del tiempo guantes de cuero negro. No, no le gustaba tocar o ser tocado por desconocidos. Solo Nixie tenía acceso a toda su anatomía, y de ahí en fuera, solo Eva y personas muy cercanas podían invadir su espacio personal con abrazos.
—Dime —contestó enseguida, fingiendo inocencia y acariciando su mejilla sonrojada. Una risita se le escapó ante la respuesta—. Sabes que pequeña y delgada, me encantas y siempre me dejas satisfecho —le recordó y la abrazó con un poco más de fuerza de la necesaria, pegándola a su pecho. Nixie era tan delicada, tan frágil. Recordaba claramente cómo las primeras veces que habían llegado a intimar, él estaba genuinamente preocupado y tenía miedo de lastimarla.
Negó enseguida ante la propuesta. —Comamos —reiteró su petición, casi orden, para evitar cualquier posible problema. Él podía aguantar más sin satisfacer sus deseos. Nixie no podía, ni debía, pasar demasiado tiempo sin alimentarse correctamente—. Me parece bien, y no olvides tomarte tus medicinas —le recordó, entrado con ella a su habitación e iluminando el lugar enseguida con la tenue luz fría de las enormes arañas de cristal que colgaban del techo, con reflejos verdosos y azulados.
—Fue un día tranquilo —dijo, a la vez que se quitaba finalmente el saco del traje y luego la corbata, dispuesto a ponerse más cómodo al estar en la intimidad de su hogar—. No hubo más que un juicio y el resto fue papeleo y dos audiencias individuales con unos rufianes acusados de hacer replicas de obras de arte y estafar a unas tiendas —contó de manera jovial, sacándose los zapatos y comenzando a desabrocharse la camisa —. ¿Y tú? ¿Qué tal tu día, mi amor? ¿Cómo la pasaste con Eva? —preguntó algo curioso y burlón a la vez. Luego notó que de forma discreta y eficiente, los elfos ya estaban sirviendo la mesa cerca del balcón de la habitación, poniendo incluso velas que se apagarían en pocos minutos por la brisa nocturna.
Re: Once upon a dream ~ Salem
Sonrió. En los últimos años, sonreír era algo muy natural en Nixie. Antes, cuando su madre aún vivía, recurrir a aquel gesto era casi imposible para ella. Le parecía poco natural. Sin embargo, a raíz de su relación con Salem, sonreír era parte vital de su vida. Salem siempre conseguía que Nixie estuviera feliz, él solo hecho de tenerlo cerca, significaba mucho para la joven. —Ya verás que sí, amor—insistió—Tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros—animó.
Se estiró para depositar más besos en su cuello, haciendo un camino con ellos a su mentón. No alcanzaba sus labios puesto que Salem era más alto que ella, pero no le importaba. Le gustaba que fuese alto, resultaba dar una vista bastante protectora. —A veces eres demasiado….—se mordió el labio inferior, no sabía cómo terminar aquella frase sin que sonara terriblemente mal. —A ti te encanta que yo me sonroje con tus comentarios—dijo tras darle un pequeño codazo en las costillas.
Se dejó abrazar, el calor corporal de su esposo le hacía bien. Sobretodo porque se acercaba Diciembre y el frío era un factor elemental y distintivo. Se pegó a su pecho con gusto y lo estrujó un poco. No tenía la fuerza para lastimarlo. —La verdad es que todo este me ha dado hambre. ¿Ves lo que provocas?—lo acusó. Entraron a la habitación. Al oírlo, Nixie hizo un puchero.
—Odio las medicinas y las pociones—refunfuñó la castaña, cruzándose ligeramente de brazos. Pero finalmente cedió. Debía tomar vitaminas y pociones para no sentirse mal durante el día. Le ayudaban con su estado de salud. Se apartó de Salem suavemente aunque alzó a tomar su mano y darle un apretón. Fue al tocador a buscar la poción que le tocaba, así que consultó la hora. Mientras tanto, Salem se desvestía.
Asintió a las palabras de Salem. —Me alegro mucho, cielo—afirmó ella. También se quitó el suéter que traía para ponerse la pijama. —Algo escuche cuando salí al departamento de Misterios a arreglar unas cosas de la academia—respondió de forma pensativa. —¿Balthazar no se puso pesado?—preguntó. Finalmente se acercó a donde estaba Salem, y contempló hipnotizada como se quitaba la camisa y dejaba al descubierto su pecho.
—Bueno...—intento decir algo coherente. Algún tiempo atrás, la primera vez que había visto a Salem sin camisa cuando estaba con Alexia, Nixie sangró por la nariz a causa de la impresión. Parpadeó un poco cuando escuchó el ruido de los elfos y se mordió el labio inferior—Eva se portó muy bien. Lloró un poco cuando tuve que salir a dejar unas cosas al ministerio, pero cuando volví, no se separó de mí en ningún momento, ni para ir al baño, casi—bromeó con aquello último. —Pero estuvo preguntando a qué hora ibas a volver tú porque quería que los tres jugaramos con ella—contó. —También yo te eché de menos—susurró. Le rodeó el cuello con sus brazos para atraerlo y se puso de puntitas para darle un beso en los labios.
Se estiró para depositar más besos en su cuello, haciendo un camino con ellos a su mentón. No alcanzaba sus labios puesto que Salem era más alto que ella, pero no le importaba. Le gustaba que fuese alto, resultaba dar una vista bastante protectora. —A veces eres demasiado….—se mordió el labio inferior, no sabía cómo terminar aquella frase sin que sonara terriblemente mal. —A ti te encanta que yo me sonroje con tus comentarios—dijo tras darle un pequeño codazo en las costillas.
Se dejó abrazar, el calor corporal de su esposo le hacía bien. Sobretodo porque se acercaba Diciembre y el frío era un factor elemental y distintivo. Se pegó a su pecho con gusto y lo estrujó un poco. No tenía la fuerza para lastimarlo. —La verdad es que todo este me ha dado hambre. ¿Ves lo que provocas?—lo acusó. Entraron a la habitación. Al oírlo, Nixie hizo un puchero.
—Odio las medicinas y las pociones—refunfuñó la castaña, cruzándose ligeramente de brazos. Pero finalmente cedió. Debía tomar vitaminas y pociones para no sentirse mal durante el día. Le ayudaban con su estado de salud. Se apartó de Salem suavemente aunque alzó a tomar su mano y darle un apretón. Fue al tocador a buscar la poción que le tocaba, así que consultó la hora. Mientras tanto, Salem se desvestía.
Asintió a las palabras de Salem. —Me alegro mucho, cielo—afirmó ella. También se quitó el suéter que traía para ponerse la pijama. —Algo escuche cuando salí al departamento de Misterios a arreglar unas cosas de la academia—respondió de forma pensativa. —¿Balthazar no se puso pesado?—preguntó. Finalmente se acercó a donde estaba Salem, y contempló hipnotizada como se quitaba la camisa y dejaba al descubierto su pecho.
—Bueno...—intento decir algo coherente. Algún tiempo atrás, la primera vez que había visto a Salem sin camisa cuando estaba con Alexia, Nixie sangró por la nariz a causa de la impresión. Parpadeó un poco cuando escuchó el ruido de los elfos y se mordió el labio inferior—Eva se portó muy bien. Lloró un poco cuando tuve que salir a dejar unas cosas al ministerio, pero cuando volví, no se separó de mí en ningún momento, ni para ir al baño, casi—bromeó con aquello último. —Pero estuvo preguntando a qué hora ibas a volver tú porque quería que los tres jugaramos con ella—contó. —También yo te eché de menos—susurró. Le rodeó el cuello con sus brazos para atraerlo y se puso de puntitas para darle un beso en los labios.
Re: Once upon a dream ~ Salem
Asintió con un cabeceo ante las palabras de Nixie y acarició suavemente su mejilla, para después inclinarse y depositar un beso ahí. La piel de su esposa era tan tersa y suave, que no se pudo resistir al jugueteo de simplemente rozar su rostro con el de ella de forma mimosa. —¿Soy demasiado qué? —quiso saber ante la frase incompleta, mirándole fijamente con una ceja arqueada en la expectativa de recibir una respuesta, para luego reír un poco por el codazo.
Continuó abrazando a la menor, de forma protectora y también posesiva, teniendo cuidado de no ejercer demasiado presión, pues no quería dejarle moretones. ¿Exageraba? No, Nixie era delicada, más que nada por su condición y aunque las cosas estuvieran bajo control, un apretón con más fuerza de la normal podía causar un hematoma superficial en la nívea piel de su esposa. —Eso es bueno, ¿no? Te hace falta alimentarte mejor —replicó con una risita, dándole otro beso, ahora en la frente y desprendiéndose del abrazo para que ambos pudieran maniobrar y alistarse antes de cenar.
—Lo sé, pero son por tu bien —le recordó y volteó a mirarla, asegurándose de que estuviera tomando las medicinas, vitaminas y demás pociones que le correspondían. Entendía lo tedioso que aquello podía ser. No culpaba a Nixie por no querer tomarlas, pero era necesario que lo hiciera. No quería que su amada volviera a estar en la precaria situación en la que había estado cuando Alexia aún vivía, donde pasaba días sin comer y sin cuidar para nada de su salud.
Negó con la cabeza y se acercó un poco a ella. —¿Fuiste al ministerio y no me avisaste? —se quejó un poco, frunciendo el ceño, pero cambiando enseguida su expresión. No iba a enojarse con ella por eso, pero tampoco iba a negar que le molestaba un poco esa independencia de Nixie, a la cual tendría que acostumbrarse en menor o mayor medida ahora que su esposa no iba a estar en Hogwarts las veinticuatro horas del día o en casa con él. Tenía que aprender a confiar en que Nixie iba a estar bien y que no siempre él iba a saber dónde y quien estaba… el pensamiento le hizo rechinar los dientes y poner mala cara por unos instantes.
—No crucé camino con él en todo el día —replicó, refiriéndose a Balthazar y luego asintió—. Eva está encantada de tenerte aquí. Se pondrá algo triste cuando comiences a trabajar —comentó, algo pensativo, a la vez que la rodeaba con sus brazos para levantarla ligeramente y ayudarla a que se pudieran besar mejor. Ladeó el rostro y cerró los ojos, correspondiendo el beso sin prisas y con ternura, deleitándose con el sabor de los labios de ella.
Continuó abrazando a la menor, de forma protectora y también posesiva, teniendo cuidado de no ejercer demasiado presión, pues no quería dejarle moretones. ¿Exageraba? No, Nixie era delicada, más que nada por su condición y aunque las cosas estuvieran bajo control, un apretón con más fuerza de la normal podía causar un hematoma superficial en la nívea piel de su esposa. —Eso es bueno, ¿no? Te hace falta alimentarte mejor —replicó con una risita, dándole otro beso, ahora en la frente y desprendiéndose del abrazo para que ambos pudieran maniobrar y alistarse antes de cenar.
—Lo sé, pero son por tu bien —le recordó y volteó a mirarla, asegurándose de que estuviera tomando las medicinas, vitaminas y demás pociones que le correspondían. Entendía lo tedioso que aquello podía ser. No culpaba a Nixie por no querer tomarlas, pero era necesario que lo hiciera. No quería que su amada volviera a estar en la precaria situación en la que había estado cuando Alexia aún vivía, donde pasaba días sin comer y sin cuidar para nada de su salud.
Negó con la cabeza y se acercó un poco a ella. —¿Fuiste al ministerio y no me avisaste? —se quejó un poco, frunciendo el ceño, pero cambiando enseguida su expresión. No iba a enojarse con ella por eso, pero tampoco iba a negar que le molestaba un poco esa independencia de Nixie, a la cual tendría que acostumbrarse en menor o mayor medida ahora que su esposa no iba a estar en Hogwarts las veinticuatro horas del día o en casa con él. Tenía que aprender a confiar en que Nixie iba a estar bien y que no siempre él iba a saber dónde y quien estaba… el pensamiento le hizo rechinar los dientes y poner mala cara por unos instantes.
—No crucé camino con él en todo el día —replicó, refiriéndose a Balthazar y luego asintió—. Eva está encantada de tenerte aquí. Se pondrá algo triste cuando comiences a trabajar —comentó, algo pensativo, a la vez que la rodeaba con sus brazos para levantarla ligeramente y ayudarla a que se pudieran besar mejor. Ladeó el rostro y cerró los ojos, correspondiendo el beso sin prisas y con ternura, deleitándose con el sabor de los labios de ella.
Re: Once upon a dream ~ Salem
Se estremeció ante el tacto de Salem y no pudo evitar soltar una risita divertida. ¿Cómo decirlos? Le miró pero finalmente soltó un suspiro. —Posesivo, manipulador, controlador, territorial, celosos...—lo describe, un tanto divertida. Desde que habían comenzando aquella relación, Salem había demostrado aquellas características en mayor o menor medida. Afortunadamente, su esposo no era un hombre violento o maltratador… al menos no con ella.
Un tenue suspiro escapó de entre sus labios al sentirse protegida. Cuando Salem la envolvía en sus brazos, Nixie dejaba a un lado el miedo o la inseguridad. Se dejó reconfortar por él, deseando que aquel momento durara para siempre o por lo menos alargarlo tanto como fuera posible. —Sí tú lo dices...—murmuró haciendo un pequeño puchero. De alguna u otra forma, Salem terminaba haciendo que Nixie cediera a sus peticiones. Pero a ella no le molestaba en lo absoluto.
El frío se apoderó de ella cuando Salem la soltó, frunciendo el ceño pero no se quejó, se dispuso a tomarse las medicinas por muy feo que supieran. —Sabe horrible—murmuró por lo bajo, haciendo una mueca que evidenciaba el asco que le daba el sabor de la poción. Claro que podrían haberle dado una con sabor a fresas. Aquello tenía un sabor metálico amargo. Terminó por tomarse todo con una mueca de disgusto en su rostro por el sabor.
—Sí—asintió con suavidad—Solo fui a entregar los documentos que me pidieron para academia de Misterios. Fue una visita de entrada por salida, amor—explicó—No quería distraerte porque se que tienes mucho trabajo y tampoco quería que Eva sintiera que la estaba dejando por un largo periodo de tiempo—añadió. Se enderezó y le acarició el rostro. —¿Estás enojado?—preguntó entonces, intentando que él no se molestara demasiado.
Quiso que aquel beso durara más tiempo. Sus labios tenían un sabor adictivo, eran carnosos e invitaban a morderlos y besaba de maravilla. Pero a ella comenzaba a faltarle el aire a causa del prolongado periodo y tuvo que romper el beso con suavidad aunque no por ello se apartó de su lado. A continuación, se dispuso a responderle. —Es un alivio, ¿o te estas sintiendo presionado?—inquirió, masajeando sus hombros delicadamente, luego río. —Pero no trabajaré todo el día, así que Eva y tú me tendrán aquí la mayor parte del tiempo—le recordó, dándole otro beso en el cuello y luego tomó su mano para ir a donde los elfos ya habían colocado todo para la cena. —Mmm… huele delicioso—murmuró, observando los platillos que los elfos habían subido para la cena.
Un tenue suspiro escapó de entre sus labios al sentirse protegida. Cuando Salem la envolvía en sus brazos, Nixie dejaba a un lado el miedo o la inseguridad. Se dejó reconfortar por él, deseando que aquel momento durara para siempre o por lo menos alargarlo tanto como fuera posible. —Sí tú lo dices...—murmuró haciendo un pequeño puchero. De alguna u otra forma, Salem terminaba haciendo que Nixie cediera a sus peticiones. Pero a ella no le molestaba en lo absoluto.
El frío se apoderó de ella cuando Salem la soltó, frunciendo el ceño pero no se quejó, se dispuso a tomarse las medicinas por muy feo que supieran. —Sabe horrible—murmuró por lo bajo, haciendo una mueca que evidenciaba el asco que le daba el sabor de la poción. Claro que podrían haberle dado una con sabor a fresas. Aquello tenía un sabor metálico amargo. Terminó por tomarse todo con una mueca de disgusto en su rostro por el sabor.
—Sí—asintió con suavidad—Solo fui a entregar los documentos que me pidieron para academia de Misterios. Fue una visita de entrada por salida, amor—explicó—No quería distraerte porque se que tienes mucho trabajo y tampoco quería que Eva sintiera que la estaba dejando por un largo periodo de tiempo—añadió. Se enderezó y le acarició el rostro. —¿Estás enojado?—preguntó entonces, intentando que él no se molestara demasiado.
Quiso que aquel beso durara más tiempo. Sus labios tenían un sabor adictivo, eran carnosos e invitaban a morderlos y besaba de maravilla. Pero a ella comenzaba a faltarle el aire a causa del prolongado periodo y tuvo que romper el beso con suavidad aunque no por ello se apartó de su lado. A continuación, se dispuso a responderle. —Es un alivio, ¿o te estas sintiendo presionado?—inquirió, masajeando sus hombros delicadamente, luego río. —Pero no trabajaré todo el día, así que Eva y tú me tendrán aquí la mayor parte del tiempo—le recordó, dándole otro beso en el cuello y luego tomó su mano para ir a donde los elfos ya habían colocado todo para la cena. —Mmm… huele delicioso—murmuró, observando los platillos que los elfos habían subido para la cena.
Re: Once upon a dream ~ Salem
Escuchó la descripción de Nixie y se rio un poco, negando ligeramente con la cabeza. A decir verdad, no se equivocaba en nada, pero era extraño escucharlo y ser consiente de todo lo que era. Por lo generar la gente lo llenaba de otra clase de cumplidos, pero eso era solo a consecuencia de su manipulación social. Su esposa lo conocía mejor que nadie y sabía de sobra que todas esas características eran ciertas. —¿Estás hablando de mí o de algún dictador? —bromeó, volviendo a darle otro beso, pequeño y corto, en los labios.
—Yo lo digo —reiteró con autosuficiencia y decisión, sin soltarla en ningún momento. Sencillamente, Salem no estaba acostumbrado a las negativas y mucho menos por parte de su esposa, por lo que sabía que de alguna u otra manera Nixie terminaría haciendo lo que él quisiera, ya fuera que tuviera que insinuárselo primero o pedirlo explícitamente como una orden. Aunque siempre era mejor hacerlo de forma suave y que ella cediera. Se sentía incapaz de obligarla de mala manera a que hiciera las cosas.
Dejó que se tomara la medicina y esbozó media sonrisa al ver las muequitas que hacía. Viéndola así, con esa carita tan angelical, recordaba que era todavía una niña y eso le gustaba. —Pudiste pedir una con mejor sabor, pero no —le recordó ante la queja y luego escuchó enseguida su explicación, haciendo un gesto de disgusto. Entendía la situación, pero igual no le gustaba del todo. Nixie no tenía ninguna necesidad de trabajar, la verdad, pero no podía negarle aquello.
—No, no estoy enojado —contestó, cerrando los ojos ante el suave contacto de su mano y suspirando—. Solo ten cuidado con lo que haces… en general —advirtió, sin querer entrar en detalles, podía pensar en mil escenarios poco favorables y aunque él la protegía constantemente, incluso cuando ella a veces ni se daba cuenta, no podía controlar cada minuto de su vida y no precisamente porque no quisiera, sino porque tal cual no podía, físicamente eran dos individuos que no podían estar juntos todo el tiempo.
Asintió y negó y volvió a asentir. —Ya estoy acostumbrado al estrés, esto no es nada —dijo, acogiéndose de hombros y luego le tomó las manos a Nixie para guiarla a la mesa donde estaba la comida. —Y seguro sabe delicioso, pero te aseguro que lo más rico será el postre —comentó de forma juguetona, retirando la silla para que ella tomara asiento y así comenzar a cenar ambos en la tranquilidad de su habitación. La noche era perfecta y apenas estaba comenzando.
—Yo lo digo —reiteró con autosuficiencia y decisión, sin soltarla en ningún momento. Sencillamente, Salem no estaba acostumbrado a las negativas y mucho menos por parte de su esposa, por lo que sabía que de alguna u otra manera Nixie terminaría haciendo lo que él quisiera, ya fuera que tuviera que insinuárselo primero o pedirlo explícitamente como una orden. Aunque siempre era mejor hacerlo de forma suave y que ella cediera. Se sentía incapaz de obligarla de mala manera a que hiciera las cosas.
Dejó que se tomara la medicina y esbozó media sonrisa al ver las muequitas que hacía. Viéndola así, con esa carita tan angelical, recordaba que era todavía una niña y eso le gustaba. —Pudiste pedir una con mejor sabor, pero no —le recordó ante la queja y luego escuchó enseguida su explicación, haciendo un gesto de disgusto. Entendía la situación, pero igual no le gustaba del todo. Nixie no tenía ninguna necesidad de trabajar, la verdad, pero no podía negarle aquello.
—No, no estoy enojado —contestó, cerrando los ojos ante el suave contacto de su mano y suspirando—. Solo ten cuidado con lo que haces… en general —advirtió, sin querer entrar en detalles, podía pensar en mil escenarios poco favorables y aunque él la protegía constantemente, incluso cuando ella a veces ni se daba cuenta, no podía controlar cada minuto de su vida y no precisamente porque no quisiera, sino porque tal cual no podía, físicamente eran dos individuos que no podían estar juntos todo el tiempo.
Asintió y negó y volvió a asentir. —Ya estoy acostumbrado al estrés, esto no es nada —dijo, acogiéndose de hombros y luego le tomó las manos a Nixie para guiarla a la mesa donde estaba la comida. —Y seguro sabe delicioso, pero te aseguro que lo más rico será el postre —comentó de forma juguetona, retirando la silla para que ella tomara asiento y así comenzar a cenar ambos en la tranquilidad de su habitación. La noche era perfecta y apenas estaba comenzando.
Re: Once upon a dream ~ Salem
Esbozó una pequeña sonrisa al escucharlo y se encogió de hombros—Seas tú o un dictador, me gusta—le dijo, dándole un pequeño beso, correspondiendo al suyo. Nixie tenía suerte de que Salem la quisiera tanto. Dado que ella pensaba que no tenía las cualidades que una mujer necesitara para estar con él. Salem le había aceptado tal y como era: con sus defectos, sus virtudes, sus traumas y su forma de ser, tan extraña. Por eso siempre complacía a Salem en todo lo que él le pedía.
Le dedicó una mirada llena de admiración y se aferró a él sin poder ocultar su felicidad. —No me gustaban los sabores que tenían, todos terminar con un mal sabor de boca—volvió a quejarse. Si por ella fuera, no se tomaría aquellas pociones pero sabía que eran por su bien. Además, Salem siempre estaba al pendiente de ello y si no era Salem, eran los elfos, Narella o Eva. Se sentía vigilada. Incluso en Hogwarts, las gemelas se encargaban de que ella tomara la medicina.
—Nunca he sido buena para mantenerme alejada del peligro—murmuró Nixie. Durante el festival en Hogsmeade, había presenciado un ataque de criminales y casi la habían herido con un hechizo explosivo. Después de ello, había vivido un ataque de licántropos fuera de control. Ahora trabajaba en uno de los departamentos más misteriosos y en cierta forma, peligrosos del Ministerio. —Pero haré lo que pueda, te lo prometo—añadió para tranquilizarlo.
Negó con la cabeza. —Aun así, no me gusta que estes estresado, ya sabes que pasa cuando lo hacemos...—murmuró, con un ligero sonrojo. Salem sabía a qué se refería. —Ya, me está dando hambre—dijo con un hilo de voz mientras se dejaba llevar. Aunque le hubiera gustado sentarse en sus piernas, decidió dejarlo comer con tranquilidad. —¿A sí? ¿Y qué hay de postre, Señor Saberhagen?—le preguntó con un tono juguetón. —Ojalá Eva se quede dormidita y no se levante con hambre...—comentó a Salem—Toda la tarde dijo que quería jugar contigo, para que le ayudaras a montar su escoba de juguete y a darle de comer a los cocos. Yo le ayude en el jardín. ¿Sabías que esta cuidando un huerto de flores? Se parece a su abuela Rebekah—le contó a Salem—Además, encontró a un parajarito herido y lo curó, me dijo que de grande quiere trabajar con criaturas mágicas, de preferencia Dragones—se rió un poco y empezó a comer.
Le dedicó una mirada llena de admiración y se aferró a él sin poder ocultar su felicidad. —No me gustaban los sabores que tenían, todos terminar con un mal sabor de boca—volvió a quejarse. Si por ella fuera, no se tomaría aquellas pociones pero sabía que eran por su bien. Además, Salem siempre estaba al pendiente de ello y si no era Salem, eran los elfos, Narella o Eva. Se sentía vigilada. Incluso en Hogwarts, las gemelas se encargaban de que ella tomara la medicina.
—Nunca he sido buena para mantenerme alejada del peligro—murmuró Nixie. Durante el festival en Hogsmeade, había presenciado un ataque de criminales y casi la habían herido con un hechizo explosivo. Después de ello, había vivido un ataque de licántropos fuera de control. Ahora trabajaba en uno de los departamentos más misteriosos y en cierta forma, peligrosos del Ministerio. —Pero haré lo que pueda, te lo prometo—añadió para tranquilizarlo.
Negó con la cabeza. —Aun así, no me gusta que estes estresado, ya sabes que pasa cuando lo hacemos...—murmuró, con un ligero sonrojo. Salem sabía a qué se refería. —Ya, me está dando hambre—dijo con un hilo de voz mientras se dejaba llevar. Aunque le hubiera gustado sentarse en sus piernas, decidió dejarlo comer con tranquilidad. —¿A sí? ¿Y qué hay de postre, Señor Saberhagen?—le preguntó con un tono juguetón. —Ojalá Eva se quede dormidita y no se levante con hambre...—comentó a Salem—Toda la tarde dijo que quería jugar contigo, para que le ayudaras a montar su escoba de juguete y a darle de comer a los cocos. Yo le ayude en el jardín. ¿Sabías que esta cuidando un huerto de flores? Se parece a su abuela Rebekah—le contó a Salem—Además, encontró a un parajarito herido y lo curó, me dijo que de grande quiere trabajar con criaturas mágicas, de preferencia Dragones—se rió un poco y empezó a comer.
Re: Once upon a dream ~ Salem
Una vez que retiró la silla para que Nixie tomara asiento, comenzó a responder a cada uno de sus comentarios con calma. Primero le sonrió, ya que su mujercita siempre le había causado un inmenso sentimiento de ternura y protección. Aún era una niña a sus ojos por lo que él debía de protegerla de todo mal aunque a veces físicamente no pudiera. —Solo quiero lo mejor para ti, muñequita— indicó ante su comentario de tirano.
—Trataremos de que la próxima vez el sabor sea ligeramente mejor, ¿de acuerdo?— preguntó. La vio asentir así que una risa escapó de sus labios brevemente. Aunque pronto se vio un tanto “molesto” por su comentario. —A ti te encanta el peligro, Nixie. Sabes que no me gusta que te expongas a situaciones que por obvias razones van a salir mal— se quejó un poco. Pero trató de que aquello no fuera un impedimento para cenar.
Salem pronto se vio de mejor humor por su comentario sobre el sexo. —Me gusta desahogarme contigo— le guiñó un ojo para hacerla sonrojar más de lo que ya estaba. —Bueno, tengo lo que te encanta— señaló aquella parte de su anatomía que hizo a Nixie negar toda roja. Le encantaba verla así. —Se veía cansadita así que dudo que se despierte ahora, en todo caso, hay que dejarla descansar bien— le dijo.
—Que lastima. Tuve demasiado trabajo pero espero poder llegar más temprano o pedir unos días libres para estar con ustedes— murmuró de forma pensativa. No sería la primera ni la última vez. Siguieron comiendo y platicando. —Bueno, al menos sabemos que es de familia. Me alegra que se divierta mucho aquí contigo— admitió él. Terminaron la cena y siguieron con el postre: Fresas con crema, las favoritas de ambos.
—¿Dragones, dices? Bueno, la apoyaremos en lo que ella quiera ser de grande— afirmó. Aunque le preocupaba lo riesgoso del trabajo, no podía privar a su hija de cumplir sus sueños. Esbozó una sonrisa. Permanecieron un rato en silencio sin hablar, solo mirándose y sonriéndose. Finalmente no pudo resistir la tentación y fue por ella para llevarla a la cama. Hace mucho que no le hacía el amor como lo harían aquella noche, sin interrupciones, sin tener que correr porque tenían el tiempo encima. Por esa noche, era solo suya.
—Trataremos de que la próxima vez el sabor sea ligeramente mejor, ¿de acuerdo?— preguntó. La vio asentir así que una risa escapó de sus labios brevemente. Aunque pronto se vio un tanto “molesto” por su comentario. —A ti te encanta el peligro, Nixie. Sabes que no me gusta que te expongas a situaciones que por obvias razones van a salir mal— se quejó un poco. Pero trató de que aquello no fuera un impedimento para cenar.
Salem pronto se vio de mejor humor por su comentario sobre el sexo. —Me gusta desahogarme contigo— le guiñó un ojo para hacerla sonrojar más de lo que ya estaba. —Bueno, tengo lo que te encanta— señaló aquella parte de su anatomía que hizo a Nixie negar toda roja. Le encantaba verla así. —Se veía cansadita así que dudo que se despierte ahora, en todo caso, hay que dejarla descansar bien— le dijo.
—Que lastima. Tuve demasiado trabajo pero espero poder llegar más temprano o pedir unos días libres para estar con ustedes— murmuró de forma pensativa. No sería la primera ni la última vez. Siguieron comiendo y platicando. —Bueno, al menos sabemos que es de familia. Me alegra que se divierta mucho aquí contigo— admitió él. Terminaron la cena y siguieron con el postre: Fresas con crema, las favoritas de ambos.
—¿Dragones, dices? Bueno, la apoyaremos en lo que ella quiera ser de grande— afirmó. Aunque le preocupaba lo riesgoso del trabajo, no podía privar a su hija de cumplir sus sueños. Esbozó una sonrisa. Permanecieron un rato en silencio sin hablar, solo mirándose y sonriéndose. Finalmente no pudo resistir la tentación y fue por ella para llevarla a la cama. Hace mucho que no le hacía el amor como lo harían aquella noche, sin interrupciones, sin tener que correr porque tenían el tiempo encima. Por esa noche, era solo suya.
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